Cuando llegábamos a la mesa cuatro jugadores peleaban por un bote que en aquel momento tenía 1.675 puntos. El board estaba ya repartido hasta el turn y mostraba
El river traía un
"La mano es mía, la cuestión es si quiero pagarle esos 10.000 puntos", decía la jugadora catalana hablando consigo misma, pero en voz alta. Tras unos segundos sopesando la situación, Alba decidía mandar sus cartas al mazo convencida de que ganaba la mano, aunque nunca sabrá lo que portaba Cortázar, que recogió el bote sin intecambiar una sola palabra con su rival.